Los saludo en este inicio de año desde una nueva plataforma para envío de boletines: Substack. Si bien esta está orientada a un uso más profesional, generalmente de boletines de pago, opté por ella porque su interfaz me pareció más limpia y con más opciones que las que me ofrecía Tinyletter (¡incluyendo botones y emojis!). Creo que la versión gratuita es ideal para lo que estoy ofreciendo en el Boletín de Fay. Cuéntenme qué les parece este cambio, de todos modos.
En cosas más personales, he partido el 2022 con nuevos tropiezos y desafíos. Lo curioso es que, en muchos casos, he estado tratando de convertir algunos de esos tropiezos en desafíos. Sé que esto se lee desde el tufillo de la realización personal, pero es cierto: una de las peores sensaciones para mí es el estancamiento, algo que suelo sentir cuando veo que mis movimientos dependen de los demás, porque sé que muchas de esas personas no contribuirán a que yo pueda avanzar (más bien, al contrario). Si bien es inevitable depender de otros porque vivimos en una sociedad, quisiera tener el mayor control posible sobre ciertas cosas que me importan más que a nadie.
Y bueno, también me mueve a esto el deseo de compartirlas con quienes de verdad puedan valorarlas, y que quizá puedan encontrar en ellas un apoyo para continuar con las suyas.
Así que, de momento, tengo pensado desarrollar a lo largo de este año un pequeño proyecto especial que me hace mucha ilusión y del que espero contarles más adelante. ¡Ojalá resulte!
Por lo pronto, les comparto las cosas en las que estuve estos dos meses, y lo que se viene más adelante.
Mis lecturas destacadas de 2021
Como cada inicio de año desde hace algún tiempo, una de mis primeras entradas de mi blog Tierra de Fay está dedicada a mi recuento anual de lecturas.
Como el 2021 fue un tanto disruptivo por un sinfín de razones, leí mucho, pero de una forma un tanto errática, lo que quizá se refleje en mi elección de libros y en los comentarios.
De cualquier forma, espero que les interese leer mis impresiones, y quizá que se animen a leer algunas de estas obras.
Ensayo: escribir fantasía en oro
He estado pensando y repensando mi relación personal con la fantasía desde hace ya algún tiempo. Cuando digo "personal" me refiero justo a eso: no una conceptualización académica ni particularmente sofisticada, como algunos creen, sino una aproximación intimista que me permita entender mejor qué significa la fantasía para mí y cómo ese sentido puede seguir acompañándome.
De este proceso ha surgido, de manera un poco caótica, este ensayo. Como digo a lo largo del texto, muchas de estas ideas ya han sido expresadas a lo largo de los casi diez años (¡!) de Tierra de Fay, pero en esta oportunidad pude dar con un pequeño descubrimiento que podría ayudarme mucho en algunos aspectos personales.
De todos modos, es posible que muchos Fantasistas que lean este texto puedan conectar de alguna manera con sus ideas. Si no, espero que de todos modos sea una lectura que los lleve a pensar también en su propia relación con la fantasía 😊.
3° versión de mi curso de literatura de fantasía
¡Este año vuelvo a repetir mi curso de introducción a la literatura de fantasía!
En esta oportunidad, el curso se impartirá desde el 7 de marzo al 25 de abril (8 sesiones), los días lunes, entre 19:00 pm y 21:00 pm (hora chilena).
Les agradecería mucho, como en las versiones anteriores, que me ayudaran a difundir el curso con potenciales interesados.
Pueden inscribirse, consultar el programa del curso y acceder a generalidades administrativas aquí:
Si desean conocer algunas opiniones de ex alumnos en Twitter, pueden hacer clic aquí:
Reflexiones: Super Mario, amigo de todas mis infancias
Desde el año pasado que he estado jugando muchísimos títulos de Super Mario.
Como muchos deben saber, la trayectoria de los videojuegos Nintendo ha sido muy importante en mi vida. Ellos me acompañaron en momentos muy difíciles y solitarios, y siguen haciéndolo ahora, aunque ya tenga más herramientas desde los cuales enfrentarlos.
En tiempos oscuros, el colorido y entusiasta imaginario de Super Mario y sus amigos (y enemigos) me trae mucho consuelo y esperanza. Para mí, es como recibir un abrazo directo desde la calidez de esa parte de mi niñez que la maldad del mundo no pudo romper. Al jugar, no soy solo una adulta que busca algo de ocio desde geniales mecánicas lúdicas y una estética naif, sino esa niña que vuelve a reencontrarse con sus viejos amigos incondicionales, que le recuerden que la princesa estará en algún castillo futuro.
En parte gracias a Super Mario, ya no le tengo miedo a mi necesidad de ternura, ni me importa tanto ya que se me trate de infantil como una forma de burla, como lo hacían cuando era más joven. Creo que todos necesitamos el refugio de un imaginario de neo infancia donde podamos descansar un momento y calibrar lo que entendemos por adultez.
Y en el mío vive, entre otros personajes, un alegre fontanero que brinca por doquier.
¿Quién o qué habita en el de ustedes?
¡Y eso es todo!
Espero que podamos seguir en contacto 😊.